Título original: The Grudge (USA, 2020) Color 94 mins.
Creador: Nicolas Pesce
Reparto: Andrea Riseborough, Demián Bichir, John Cho, Betty Gilpin
La primera producción de 2020 es esta revitalización de la fórmula de La maldición (Ju-on) , una saga creada por Takashi Shimizu a comienzos del nuevo milenio que cuenta con nada menos que casi una docena de entregas entre las versiones japonesas y las de producción norteamericana, sobre la maldición que recae sobre una casa que afecta a todos aquellos que traspasan su umbral y que son atormentados por una violenta presencia sobrenatural.
Escrita y dirigida por el realizador Nicolas Pesce, a quien debemos el año pasado el interesante thriller psicológico Piercing (2018) crítica, esta nueva entrega se distancia un poco en cuanto a estructura narrativa del resto de la saga. Para empezar, su historia empieza directamente donde terminó la versión americana de 2004, con una enfermera abandonando la casa de Tokyo donde se produjo la tragedia que da lugar a la maldición y llevándola consigo a los Estados Unidos. Años más tarde, una detective de policía novata y madre soltera comienza a investigar varios casos de muertes extremadamente violentas, desconociendo que están relacionadas entre sí por una misma casa en una pequeña localidad de Pennsylvania.
La maldición (The Grudge) utiliza la narrativa disruptiva o narrativa no lineal, como prefieran, para presentar tres diferentes historias, en diferentes espacios temporales que en algunos momentos incluso se solapan, saltando de una a otra con agilidad y manteniendo al espectador atento a la pantalla en todo momento. Incluso a pesar del ritmo y el hecho de que durante bastante tiempo ciertos personajes clave para la historia desaparecen de la vista del espectador, Nicholas Pesce tiene un excelente control sobre la puesta en escena y sabe mantener la tensión y el terror en todo momento, sin que estos disminuyan un instante.
Hay que destacar también el acierto de Pesce al elegir sus actores. Tanto Andrea Riseborough, como Demián Bichir, son actores capaces de llenar la pantalla con su presencia y ambos ofrecen interpretaciones sólidas y atractivas. Si a estos, les acompañas con actores de carácter como Lin Shaye, Jacki Weaver o William Sadler, el resultado solo puede mejorar. Y así sucede con algunos momentos memorables de tensión interpretados por Shaye, que permanecen en la memoria, algún tiempo después de que los últimos créditos hayan concluído.
En definitiva, el género de terror no podía haber comenzado mejor su andadura en el 2020 que con esta efectiva y digna entrega de la franquicia La maldición (Ju-on), que intenta huir del encorsetamiento que se había apoderado de la fórmula en las últimas entregas. Nicolas Pesce ha conseguido trasladar los tropos del J-horror a su imaginería y aprovecharse del terror psicológico y la tensión habituales de este subgénero para añadir sus propias inquietudes: personajes rotos y atormentados cuyo dolor y tristeza es casi palpable, gore crudo a prueba de estómagos, atmósferas desasosegantes, etc.