Título original: The Little Stranger (UK/IRL, 2018) Color, 111 mins.
Director: Lenny Abrahamson
Reparto: Domhnall Gleeson, Will Poulter, Ruth Wilson, Charlotte Rampling
Refinada adaptación cinematográfica de la novela neogótica de Sarah Waters, El ocupante , pensada como un drama gótico de casas embrujadas pero que resulta más un estudio entristecido e inquietante sobre las relaciones humanas y los conflictos entre clases sociales en una Inglaterra traumatizada por la Segunda Guerra Mundial, que cuenta la historia de un tímido médico de clase trabajadora, obsesionado con los problemas domésticos de una decrépita mansión, que aún guarda algo de su majestuosidad de antaño, y donde trabajase su madre durante su infancia. El doctor tratará la salud tanto física como mental de los habitantes de la casa, sin saber que una ominosa y malsana influencia se cierne sobre ellos, ni cuánto la historia de la familia se entrelaza con la suya propia.
De ambiente gótico y marchito, su director Lenny Abrahamson construye un drama de ritmo lento, con escenarios asfixiantes y silencios incómodos, que conserva algo de la agria denuncia social de la novela de Sarah Waters, pero poco o nada de sus connotaciones sobrenaturales. ¿Hay una presencia fantasmagórica habitando en la casa o es la locura colectiva causada por la culpa, lo que se manifiesta casi físicamente entre los miembros de la familia Ayres? Da igual, Abrahamson nunca aborda estas cuestiones con el más mínimo interés.
The Little Stranger tiene además un reparto visiblemente desigual, por culpa sobre todo de la pésima interpretación de Domhnall Gleeson en el papel central. Es difícil decir si Gleeson se encuentra un poco incómodo en el personaje o si es su pose forzada y falsa la que le confiere dicha incomodidad. Pálido, henchido de desprecio conservadurista e insensible aparentemente ante sus semejantes, se supone que el espectador debe identificarse con él o, al menos, entender sus motivaciones, pero nada de eso sucede, dejándole como un simple personaje tóxico y sumamente desagradable, emocionalmente hablando. Por otro lado, tenemos a Ruth Wilson, contrapunto absoluto a Gleeson y soberbia en su interpretación de mujer desilusionada y vulnerable. Wilson simplemente brilla con luz propia en este triste y verdigrís drama de fantasmas.
The Little Stranger tendría que haber sido mucho más. Tendría que haber sido una opresiva historia clásica de fantasmas, ambientada en la tétrica austeridad de Gran Bretaña a finales de los años 40. Una metáfora terrorífica del sacrificio y de los traumas dejados atrás por la guerra. Pero no. Lenny Abrahamson dirige un aburrido drama social, demasiado limitado por la pátina de película de época para dar el más mínimo miedo y sumamente lastrado por la interpretación de su actor principal.