#CriticadeMiedo

Film terrorífico que promete explorar la mitología hindú a través de un demonio devorador de carne que acosa a dos adolescentes y que en un segundo nivel se emplea para narrar el viaje identitario de una joven inmigrante hindú de segunda generación. Dirigido por un afamado cortometrajista indoamericano, Bishal Dutta, quien debuta en el largometraje con esta película de corte clásico y resultados poco originales, que fracasa en la entrega de genuinos momentos de horror.

Título original: It Lives Inside (USA/CAN, 2023) Color, 99 mins.
Director: Bishal Dutta
Reparto: Megan Suri, Neeru Bajwa, Mohana Krishnan, Betty Gabriel

★★✰✰✰

La productora NEON, al igual que su rival más inmediata A24, se ha convertido en una marca que generalmente es un signo de calidad cinematográfica independiente que se aleja de lo estrictamente comercial. Y en esta ocasión, brinda la oportunidad de debutar en la dirección de largometrajes a Bishal Dutta. Un galardonado cortometrajista cuyo trabajo INFERNO (2019) , sobre una mujer (Taylor Cloyes) que intenta huir de una criatura de pesadilla en un lúgubre motel de carretera, alcanzó más de medio millón de visitas tras su estreno en la plataforma ALTER. La ópera prima de Dutta: Vive dentro (It Lives Inside) fue presentada en la Sección Oficial del Festival de Sitges de 2023 e incluso se llevó un Premio Especial del Público en la sección de Medianoche del pasado festival South by Southwest (SXSW) tejano.

Megan Suri, a quien vimos brevemente en Desconectada (2023) crítica de Nicholas D. Johnson y Will Merrick, interpreta en Vive dentro (It Lives Inside) a Samidha, una adolescente indoamericana que trata de integrarse en una localidad suburbana predominantemente blanca, mientras que sus padres mantienen firmes sus tradiciones familiares. Y, para colmo, su mejor amiga (Mohana Krishnan) se pasea por el instituto llevando consigo un un frasco de vidrio que supuestamente contiene un demonio hindú, conocido como Pishacha. Una entidad demoníaca hindú que se alimenta de carne fresca y energía negativa. Cuando el frasco se rompe accidentalmente, Samidha se ve obligada a recurrir a sus raíces culturales para salvar a su amiga y volver a contener al demonio.

Bishal Dutta, quien también contribuyó en la redacción del guion de Vive dentro (It Lives Inside), emplea la historia de la adolescente Samidha y su viaje identitario particular para abordar el aislamiento y las dificultades de integración experimentado por los inmigrantes de segunda generación en Estados Unidos. La propia Samidha emplea un filtro de fotografía para aclarar el tono de su piel en sus publicaciones en redes sociales y prefiere ser llamada Sam para ocultar sus raíces hindúes. Este enfoque vincula su película con otras producciones que también utilizan el género del horror como vehículo para transmitir mensajes sociales similares, como Nadie saldrá vivo de aquí (2021) crítica de Santiago Menghini, que presenta la historia de una inmigrante ilegal que alquila la habitación equivocada, o Casa ajena (2020) crítica de Remi Weekes, donde una pareja de inmigrantes africanos importa un mal ancestral desde su país de origen a los suburbios londinenses. No obstante, Dutta también se adentra en el cliché del terror adolescente siguiendo un estilo característico de las producciones de Blumhouse. Este enfoque, impropio de la compañía NEON, quizás no sorprenda tanto si recordamos que en 2017 se asoció con los estudios cinematográficos de Jason Blum.

Sin aportaciones visuales dignas de mención, ni una trama que sobresalga por encima de las centenares de películas sobre adolescentes de secundaria aterrorizados por una maldición, ejemplificada por producciones como Polaroid (2019) crítica de Lars Klevberg o Siete deseos (2017) de Jonh R. Leonetti, la película de Bishal Dutta ofrece un predecible compendio de sustos y efectos de sonido estruendosos destinados al deleite juvenil. Se olvida demasiado pronto del factor diferenciador que muy probablemente llamó la atención de los productores de NEON. La denuncia social sobre la desconexión del inmigrante, los problemas de identidad en la adolescencia y la idea de estar atrapado entre dos mundos. Para tomar derroteros narrativos más convencionales y siempre limitados a un joven público objetivo.

Además, el guión presenta algunas lagunas importantes en el desarrollo de personajes y los diálogos genéricos hacen que parezcan representaciones idealizadas en vez de personas reales. La madre (Neeru Bajwa) que todavía piensa que su verdadero hogar quedó al otro lado del mundo, la profesora comprensiva (Betty Gabriel) y la amiga de la infancia desaliñada y siniestra. De hecho, la implicación de Tamira en la historia, aparte de introducir al demonio Pishacha, sin dar muchas explicaciones, tras un sombrío encuentro en el vestuario de chicas, parece meramente anecdótica.

Sin embargo, aparte del exotismo de su premisa, Vive dentro (It Lives Inside) tiene algunas cosas reseñables, de alguna manera. Como la atmósfera elegante y el uso eficiente de la oscuridad de la fotografía de Matthew Lynn o el diseño del demonio Pishacha, obra de Todd Masters, un viejo conocido del género, productor de los efectos especiales de clásicos como Poltergeist II: el otro lado (1986) , Slither: la plaga (2006) o las más recientes, Blair Witch (2016) de Adam Wingard y Predator (2018) de Shane Black.

En definitiva, contar una historia de un demonio devorador de carne pero constreñida a las limitaciones propias de la calificación de mayores de 13 años no es tarea fácil. Vive dentro (It Lives Inside) es un estandarizado terror de baja intensidad que se suma a la lista de producciones que exploran el género de adolescentes aterrorizados por fuerzas sobrenaturales, sin ofrecer aportaciones visuales destacables ni una trama que se distinga de manera significativa. Y, en un mercado saturado de películas similares, resulta en una experiencia cinematográfica muy olvidable. Lo mejor, esa nota de ambigüedad en su desenlace, gracias a la sutileza interpretativa de Megan Suri, que sugiere un final abierto como los de antes.